miércoles, 24 de julio de 2013

Estadios fríos, gradas calientes

“Para un arquitecto, el desierto está en España y lo verde en Doha”, apunta Mark John Fenwick. Su nombre, su partida de nacimiento y sus ojos son anglosajones, pero su espíritu es malagueño: “Como Chanquete”, dice para poner un punto de humor a un escenario tan solemne como el Palacio de la Magdalena de Santander. Premiado por su trabajo en Cornellá-El Prat, Fenwick pasó esta semana por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) para hablar de “arquitectura española en los estadios del futuro”.
“El 95% de nuestros proyectos ahora mismo están fuera cuando hace diez años era al revés”, comienza a desgranar. Su estudio, RFA Fenwick Iribarren Arquitects, cuenta con varios encargos en el oasis catarí, donde acaba de abrir oficina. El más curioso, un camellódromo con 25 kilómetros de pista y un auditorio que se desliza en monorraíl a 35 kilómetros por hora, para no perder detalle de la carrera. El más impactante, un estadio para el Mundial 2022 que llevará el nombre de Qatar Foundation. Como en el desierto se puede alcanzar los 50 grados, el reto no consiste sólo en diseñarlo, sino también en enfriarlo.
“No se trata del aire acondicionado, sino del estadio”, explica Fenwick, cuya idea es atajar el viento caliente que azota el recinto, especialmente en una de sus caras, deplegando un sistema de ‘flaps’ o alas. Con una velocidad y temperatura del aire más uniformes, la refrigeración puede ir haciendo mejor su trabajo y llenando el estadio como se llena una piscina: “El aire frío se queda abajo, como en las cámaras de los congelados en los centros comerciales”. El arquitecto calcula que en 2022 los futbolistas podrán jugar a una temperatura de unos 26 grados. Aunque FIFA se plantea seriamente celebrar el torneo en noviembre, él cree que no haría falta: “No van a pasar calor”, garantiza.
El estadio tendrá 40.000 asientos, aunque tras el Mundial reducirá su aforo; las 15.000 sillas restantes se aprovecharán en algún estadio africano. En realidad, el Qatar Foundation Stadium está concebido como un recinto universitario para la práctica del atletismo, pero eso será después; en 2022 no habrá rastro de tartán: “La pista de atletismo es un cáncer para un estadio de fútbol, el público tiene que estar cerca del jugador”, opina Fenwick, que cita a Ernie Walker, antiguo dirigente de UEFA encargado de la materia: “Él decía que la distancia ideal es la que permite al espectador estar a punto de poder golpeal al lateral que pase por allí”. Estadios fríos, gradas calientes.
“Entre Doha y Córdoba en una tarde de verano no hay mucha diferencia”, dice Fenwick medio en broma, y por tanto medio en serio. En aquella provincia, concretamente en Lucena, ha diseñado unestadio de 5.000 localidades que quiere vender como genérico a quien necesite algo pequeño pero moderno, con iluminación, cubierta y un diseño curioso.
Fenwick asegura que la UEFA está “asombrada”, nada menos, con el uso y sostenibilidad de los estadios en España. De lo que no hay duda es de que el organismo valora su trabajo. Le envió a las islas Feroe para evaluar el estadio nacional -sin cubierta ni iluminación- y le encargó el documento ‘UEFA Guide to Quality Stadiums’, que puede descargarse en UEFA.com y será traducido al español próximamente.
En España, su primer estadio y también su obra más conocida es Cornellá-El Prat, ganador del Stadium Business Award 2010 al mejor estadio del mundo. De él subraya su sostenibilidad, con las placas solares de la cubierta y los urinarios que funcionan con agua de lluvia, además de su funcionamiento como caja de resonancia para el rival al hacer rebotar el sonido.
Su trabajo más ambicioso hasta la fecha es el nuevo Mestalla, cuya construcción lleva varios años parada dando la razón a quien ironiza con que el Valencia cuenta con el mejor medio campo de Europa… y el otro medio por levantar. El Valencia encargó a Fenwick diseñar “el mejor estadio de Europa”, sin cortapisas y con un presupuesto próximo a los 250 millones. Eran los tiempos de la burbuja, como recordó un día después, en el mismo curso de la UIMP, el ex presidente del Valencia, Manuel Llorente: “Se han fabricado 153 millones y pagado 148; hacen falta 180 para terminarlo tal y como se concibió entonces”, detalla el antiguo dirigente. Fenwick, por su parte, no puede reprimir una ironía: “Es una especie de coliseo romano en Valencia. Es más, igual deberían abrirlo así al público, como en Roma”.

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